Cebado de las nasas: Consiste en colocar el cebo o carnada, generalmente trozos de pescado, en el interior de las nasas antes de largarlas.

Estiba de las nasas: A continuación se distribuyen y colocan las nasas de forma segura sobre la cubierta, organizadas en caceas y listas para ser largadas sin ayuda.

Navegación al caladero: La colocación de las nasas es muy importante para evitar accidentes. No debe superarse ni la carga máxima de la embarcación ni las pilas de nasas deben superar ampliamente las barandillas de protección.

Largado de las nasas: Primero se arría la baliza y a continuación se largan las caceas, habitualmente por el costado de babor. Si las nasas son de gran tamaño, como la fanequeira, se levantan entre dos trabajadores.

Halado de las nasas: En esta maniobra, un tripulante maneja el halador con una mano, metiendo con la otra el cabo que une las nasas entre sí. Luego las manda a popa, haciéndolas resbalar por la tapa de regala, que generalmente llevan preparada con una plancha de metal o tableros de madera, tanto para facilitar el paso de las nasas como para evitar que la embarcación sufra mucho desgaste. Los haladores utilizados para las nasas son de plato, dotados generalmente de un tope para evitar que éstas salten y golpeen a las personas implicadas en la maniobra.

Vaciado de las nasas y clasificación de las capturas: En popa se sitúa el resto de la tripulación, que va vaciando las nasas, volviendo a cebar aquellas que vengan llenas y preparando las caceas de manera ordenada para que puedan volver a ser largadas en el siguiente lance. Las capturas se van colocando en cajas, capachos, tinas, bidones, viveros, etc., en función de la especie capturada. Los recipientes se van estibando por la cubierta o la bodega, repartiendo adecuadamente la carga.