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“El cambio climático ya empieza a ser un tema de pura observación en el marisqueo a pie”

En la entrada del blog de este mes queremos acercarnos a la situación de la Cofradía de Pescadores de Vigo y para eso hablamos con Iago Soto García, patrón mayor de la cofradía. A sus 48 años, lleva 11 años dedicados al marisqueo a pie. Su vinculación con el mar es de siempre ya que su padre era marino mercante y luego dio clase en la Escuela Náutico-Pesquera, donde también trabajaba su madre. No obstante, este licenciado en Biología llegó a su oficio actual de casualidad, cuando estaba en el paro y un antiguo compañero de clase le habló de la posibilidad. Vio en el mar una salida profesional, a la que ahora anima a sumarse para conseguir un relevo generacional en el sector pesquero.
¿Cómo describirías la situación actual del sector pesquero en la ría de Vigo? ¿Y en la cofradía en concreto?
Veo cierta incertidumbre pero que es propia del sector extractivo, en el que dependemos del medio natural. Pero que en la ría de Vigo siga habiendo marisqueo ya me parece un logro. Lo cierto es que falta mejora en las infraestructuras.
En la cofradía, dentro de lo que cabe, creo que la tendencia es buena. Hace una década había tres trabajadores, ahora seis; la facturación va aumentando… En el último año incrementamos la facturación en un 20% gracias a que abrimos la lonja de Canido al público y comenzamos a vender especies que antes no ofrecíamos: pulpo, choco, centollo…
Como cofradía, representáis los intereses de la gente del sector. ¿Como ayudáis a las personas socias?
La ayuda de nuestro día a día es ofrecer una posibilidad de comercialización, como es la lonja de Canido y la lonja de mariscos del Berbés en el caso de los bivalvos; dar asesoramiento y apoyar las funciones de la gestoría; gestionar información y ayudas; así como la representación de sus derechos.
¿Qué artes de pesca así como especies capturadas nos podemos encontrar entre vuestras embarcaciones?
La cofradía está abierta a toda la gente del mar pero la flota de altura y bateeiras ya se organizan por su cuenta, por lo que se desvinculan de ella. En la cofradía de Vigo, la flota del cerco continúa siendo muy importante por el tamaño de los barcos y de personas socias. No obstante, muchos de los barcos que trabajan dentro de la ría son de artes menores de pesca artesanal, sobre todo marisqueo a pie y a flote, o recursos específicos, como son los “navalleiros” o buceadores. En cuanto a especies, tenemos navajas, erizos, almeja, centollo, choco, pulpo… y diferentes variedades de pescado, capturadas por los barcos más pequeños. Luego está el cerco que se dedica a la sardina y al jurel. Pero como esta flota pertenece también a otras entidades, no comercializamos sus productos.
La mayoría de estas embarcaciones realizan la primera venta en la lonja de Canido. ¿Qué productos suelen ser?
No todas las embarcaciones lo hacen. De hecho, fue uno de los problemas de comenzar aquí con la lonja. Mucha gente ya tenía sus ventas privadas en el Berbés y el cambio les parece arriesgado. Algo totalmente comprensible. Pero, volviendo a la pregunta, el producto principal de nuestra lonja es el pulpo porque hay barcos que se dedican todo el año a la nasa de pulpo. Además, es habitual la pesca de la lubina con línea, con una tradición en la zona de Cíes y Monteferro, y también hay centollo, nécora y calamar. Aunque existe bastante variedad, una de las cosas a mejorar es tener otras capturas y mayor cantidad.
Entonces el pulpo es el producto estrella.
Sí, porque por número de barcos hemos garantizado que va a haber todo el año, además de que su precio no suele oscilar mucho.
Pusisteis en marcha un sistema de venta directa para el consumidor a través de la aplicación Whatsapp. ¿Cómo surge la idea y como está funcionando?
La idea surgió para darle vida a este edificio, que era la infraestructura principal de la cofradía aunque no había habido en ella venta al público. Conseguimos rehabilitar la lonja y queríamos darle uso para que fuera sostenible para nosotros, que somos entidades sin ánimo de lucro. Hace falta destacar que obtuvimos la ayuda de los fondos GALP para este proyecto. Tras analizar el mercado, consideramos que no funcionaría una web, sino que tenía que ser algo más del día a día como el whatsapp. Y está yendo bien, a pesar de que es una gestión complicada. Esa comunicación directa a través del móvil te permite saber qué productos hay y acercarte aquí se te interesa la oferta o encargar si no puedes recogerlo por la mañana.
¿Cuál es el perfil de persona compradora?
Los restaurantes son el principal cliente pero también tenemos público general de la zona, concretamente gente jubilada y también relacionada con el mar, que sabe trabajar el pescado, pues nosotros aquí no tenemos servicio de pescadería.
Un objetivo de la cofradía es acercar el mundo de la pesca a la gente. ¿Qué otras iniciativas existen o tenéis en proyecto?
Participamos en el plan Marlimpo de la Consellería del Mar, que consiste en hacer limpieza de bancos marisqueros, que la mayoría de las veces también son playas. Una de las cosas que destaco del marisqueo, al que se le critica muchas veces porque sería más productiva la acuicultura, es que permite un uso compartido y público. Esta campaña de limpieza implica a las personas trabajadoras del marisqueo en el cuidado del litoral con tres objetivos: la propia limpieza, crear conciencia en el sector para cuidar de lo que vives y mejorar la imagen de la pesca para la ciudadanía. No nos dedicamos solo a sacar beneficio del mar, sino a cuidarlo.
También tratamos de decir que sí a todas las tareas que se dediquen a la investigación. Por ejemplo, gestionamos un pantalán en Bouzas donde colaboramos con el Instituto de Investigaciones Marinas. Ahora vamos a participar en un plan para hacer seguimiento del erizo a través de cámaras e inteligencia artificial. Creemos que el hecho de que se investigue en el sector ayuda a su desarrollo.
Hablando de cuidar el medio, ¿qué papel desarrolláis en términos de sostenibilidad?
Se da por hecho pero también es importante recordar que tenemos planes de gestión, que incluyen medidas como cuotas de captura, vedas, tallas mínimas… Mejoramos mucho en este sentido. Cada mes tenemos que revisar los planes y enviar una propuesta a la Administración. Creo que es un trabajo que no llega al público general y hace falta destacarlo.
¿Cómo crees que afecta al cambio climático a la zona?
Es un hecho, no solo son artículos científicos. Ya empieza a ser un tema de pura observación. En el marisqueo a pie es donde más lo observamos. Aquí mismo, en la ensenada de Samil, hay un banco importante de almejas para marisqueo a pie. En los años que llevo, una década, pasamos de poder ir unas seis veces al mes a ir como mucho dos o casi no ir por no poder llegar debido a las mareas. Ya notamos la subida del nivel del mar.
Otro caso: un verano muy caluroso en el que ya vimos que la almeja estaba sufriendo y luego llegó el otoño con borrasca tras borrasca, lo que supuso una mortalidad del 40%. Son los efectos del cambio climático que decían que iban a ocurrir, ya están ocurriendo.
¿Hay iniciativas en marcha para reducir los residuos plásticos en el mar?
Sí, dentro del plan para limpiar el mar que comentamos, también recogemos residuos de la costa. Pero no sirve de nada que nosotros hagamos esto si en tierra continúa la contaminación. El ejemplo más claro es lo de las toallitas. Los centollos ya se están mimetizando con ellas y en una de las playas a la que fuimos quitamos cientos de kilos de ellas mezcladas con la arena. También hay industrias que vierten desechos al mar. Hay que ponerle freno.
Mirando al futuro, ¿qué desafíos enfrenta la cofradía?
En mi experiencia, podemos formular muchos retos pero luego vienen marcados. Las problemáticas son muy generales, desde el cambio climático hasta los conflictos entre personas. Dos desafíos muy claros son el relevo generacional, que limita el desarrollo del sector, y la falta de planificación del marisqueo y de la pesca. Finalmente, haciendo un poco de autocrítica, una necesidad es que el sector se conciencie de que mariscar no es solo recolectar e ir para la casa.
Para finalizar, ¿cuáles son las expectativas a largo plazo?
Por una parte, asentar la lonja, con más personas compradoras y más barcos que se sumen al modelo, puesto que el proyecto fue pensado para ellos. Por otra, ojalá consigamos hacer el sector más atractivo para la gente joven. Parece el último recurso: “si no te gusta estudiar o trabajar en una fábrica, vas al mar”. Es una inercia difícil de cambiar porque también tiene una imagen de trabajo duro.
Precisamente comentabas que atraer la juventud era un desafío clave.
Sí, una vía que veo para atraer a la juventud es hacer visible ese trabajo de cuidado del medio ambiente que también tiene la pesca. Parece que es un sector contrario a la ecología y para nada es así. Somos aliados. Otra idea es implicar a personas jubiladas para hacer tutorías para aquellas que comiencen.