La ría de Vigo es la más meridional de todas las rías gallegas y por tanto la primera que recibe las aguas procedentes de la corriente del Golfo y con ella la renovación de sus aguas y la intrínseca aportación de oxígeno y nutrientes. Su boca se encuentra protegida por las Islas Cíes, que forman parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, junto con Ons, Cortegada y Sálvora. Tanto la ubicación como la protección que obtuvieron al convertirse en Parque Nacional, unida a la escasa presencia humana, las convierte en un entorno perfecto para el desarrollo de la vida oceánica. En esta ubicación privilegiada en donde se obtienen los productos estrella de la Cofradía de Pescadores de Cangas: Percebe de Cíes y Navalla de Cíes. Ambos cuentan con Marcas de Calidad, obtenidas en 2010, certificadas por Bureau Veritas. Esta certificación garantiza la frescura, la talla mínima y el aspecto.

Las navajas se capturan una a una, previa localización visual por los buceadores, seleccionándolas adecuadamente por su tamaño y aspecto exterior (ejemplares limpios de fango y libres de daños o manchas en la concha y de aspecto y color más uniformes), y con la experiencia suficiente (casi 20 años de profesión en todos los casos) para que el animal no resulte dañado al extraerlo de su habitáculo en la arena, y acabe partiendo el músculo que lo fija al sustrato. Las navajas se depositan en lonja vivas, limpias, sin arenas, enteras y sin daños en la concha.

Por su parte el percebe no puede ser recogido con la paciencia y tranquilidad con que se capturan las navajas, obviamente por las especiales condiciones de esta pesquería tan peculiar. Se eligen, no obstante, aquellas zonas más batidas (también más peligrosas para la integridad de los profesionales), con alta oxigenación, donde el percebe presenta un aspecto más lustroso y mayor número de individuos con tonos rojizos en su apariencia exterior, referencias claras de su calidad y sabor. Una vez capturado el tope correspondiente a cada embarcación, el percebe se escoge cuidadosamente, retirando los moluscos, crustáceos, restos de sustrato así como los ejemplares que no dan la talla o han resultado dañados por la raspa al despegarlos de la piedra.